jueves, 10 de noviembre de 2011

La espera: parte I


Pese a la situación en la que llevaba encontrándose desde aquel fatídico día en la Universidad, Fran se sentía como en el paraíso. Estaba viviendo en una casa rodeado de seis preciosas chicas, cada cual con sus propios encantos, pero todas con algo especial que le hacía soñar con ellas casi cada noche. Pero, sin duda, sus favoritas entre las seis eran Jacky y Alma; no por razones de carácter ni nada por el estilo, de hecho pensaba que Alma era bastante borde la mayoría de las veces, sino porque sus atributos eran demasiado apetecibles.

Como Héctor había salido en el grupo de expedición, en la habitación estaba solo con Carlos. No es que Héctor le cayera mal, es que no entendía la mayoría de las veces su fijación con las mujeres; Carlos, al menos, solía seguirle la conversación.

-¡Hey tío!- la voz de Carlos le sacó de sus ensoñaciones por un instante y le hizo incorporarse de la cama. Estaba jugando con una de las consolas portátiles que llevaba siempre encima. La apagó y la dejó sobre la mesilla, tranquilamente -¿A qué juegas?

-Estaba echando una partida a Pokemon- contestó, sonriendo -. Tío, nunca me cansaré de ese juego.

-Buah, ¡es que es una pasada! Y aunque digan que es un juego de niños, qué quieres que te diga, me engancharon desde los primeros que sacaron.

-Y que lo digas- asintió al peliazul, con una sonrisa. Daba gusto poder tener un compañero que tenía más o menos sus mismos gustos -¿Y qué? ¿De dónde vienes? ¿De darle a las espadas o qué?

-Que va tío- negó su compañero, tomando asiento a lo indio en su propia cama tras quitarse las deportivas -, he estado hablando un rato con Gabriella. Está preocupada por Héctor, ya sabes, son compañeros desde primero y al parecer es algo así como su mejor amigo.

-¿Su mejor amigo? Seguro que Héctor quiere algo más que ser su mejor amigo- soltó una risotada, negando.

-¿Y quién no? ¡Gabri es un ángel! Es guapa, dulce, agradable, cariñosa… y tiene una sonrisa preciosa ¡Cualquiera querría ser algo más que amigo de una chica tan moe!- exclamó. A Fran casi se le escapó la risa al verle; parecía hablar como si estuviera destacando lo más obvio del mundo sin darse cuenta de que en esos campos, cada cual, tiene sus gustos.

-Hombre, es mona, no te lo niego- contestó, con una risa -, pero qué quieres que te diga, donde estén las tetacas de Jacky o de de Alma… Vamos, que menudo atracón me pegaba yo con esas dos- y más de una vez había pensado en intentar ir a por Alma. En esa sitación ¿a quién no le viene bien relajarse de esa manera? Además, él se consideraba un gran amante. La dejaría bien satisfecha.

-Vamos, tío, eso no es lo más importante- contestó el peliazul, parpadeando -. Además, creo que llegas un poco tarde, porque a Jacky está claro q1ue le va más el pescado que la carne, y Alma últimamente se junta más de lo normal con Marcos; esos dos seguro que tienen algo.

-Jacky coqueta conmigo; te digo yo que esa quiere manduca de la buena- rió nuevamente, asintiendo. Jacky siempre le guiñaba el ojo o se le insinuaba cuando le pedía alguna cosa ¿Cómo no iba a significar eso que la chica quería algo con él? ¡Estaba claro que él podía darle lo que su pareja no!

-Ay Fran- rió Carlos, negando suavemente -. Creo que vives en tu propio mundo y no te enteras mucho de lo que ocurre de verdad- Fran iba a decir algo, a pedirle explicaciones, pero en la puerta apareció una imponente Jacky en camisón, tan corto que el moreno estaba casi seguro de que por detrás se veía el inicio de sus firmes nalgas morenas.

-Hola cielitos- dijo la mujer con un ronroneo muy sensual. Fran sintió que los calores recorrían su cuerpo por completo con tan solo escuchar su voz ¡Qué portento de mujer! ¡Qué sexy era! -. Ya que a nosotros nos toca la siguiente salida dentro de un par de días, quería hablar con vosotros- se acercó a la cama de Fran y tomó asiento. Él, con un carraspeo, se tapó ligeramente con la manta para evitar que la mujer pudiera ver lo que en él provocaba.

-Me parece una buena idea- dijo Carlos, acercándose también hacia la cama para sentarse al otro lado de la pelirroja.

-A  ver- Jacky sacó entonces un mapa de la ciudad entera, con una amplia sonrisa en los labios. Ya había un camino trazado que iba desde la casa en la que se alojaban hasta la estación, incluyendo un pequeño callejeo por los alrededores de la plaza –Adri, Héctor y Richi van a hacer este viaje ¿entendido? Tony lo estuvo hablando con ellos y llegaron a la conclusión de que, para ser el primer viaje, era el más corto pero el que abarcaba dos de las zonas más concurridas siempre de Torrejón.

-Es decir, que ellos miraban la calle Madrid, todo el camino hasta la Plaza Mayor y de ahí el camino por la avenida peatonal hasta la plaza que hay delante de la Estación ¿no?

-¡Pero qué listo es mi chico de pelos azules!- dijo efusivamente la mujer, achuchando a Carlos entre sus brazos ¿Porqué no se le habría ocurrido antes a él decir aquello?

-¿Y qué ruta tomaremos entonces nosotros?- preguntó, carraspeando ligeramente.

-Bueno, creo que deberíamos coger el camino que va hacia el polígono de Las Fronteras. Llegaríamos justo hasta los límites de la ciudad. Puede que las personas que hayan huido de aquí se escondan por allí o que haya por allí montada alguna base- explicó la pelirroja, tranquilamente -. Bueno, es una teoría, vaya, tampoco es que sepa muy bien qué más hacer, pero al menos cubriríamos una zona que aún no hemos visitado.

-A mi me parece perfecto- contestó el peliazul con un firme movimiento de cabeza -. En la primera salida llegaron tan solo hasta la calle de las Fuentes, así que podríamos seguir por la Calle Madrid hasta la Avenida de las Fronteras y seguir por ella hasta el Juzgado- fue señalando por el mapa, que permanecía sobre las piernas de Jacky, con el dedo. Fran nuevamente se maldijo por haber tardado en reaccionar; Carlos le estaba quitando protagonismo delante de aquella mujer.

-Me parece bien- dijo la pelirroja, cogiendo la mano del chico para continuar dibujando el camino -. Si luego seguimos por la Calle de Torrejón hasta el Parque de Andalucía, tendremos un buen paseo. Para ir al polígono ya tendríamos que volver de nuevo a la Avenida hasta el cruce que tiene con la Avenida de la Constitución.

-¿No os parece un poco largo y dar muchas vueltas?- se atrevió a decir, enarcando ambas cejas. Como toda la zona estuviera plagada iban a pasarlo demasiado mal ¿Cómo iban a caminar tan tranquilos con esos seres por ahí.

-Oh, vamos, no te preocupes, no tardaremos mucho a no ser que haya algún problema- dijo la pelirroja -. Si vemos algo interesante antes, solo tenemos que regresar hasta aquí a contarlo; sino, por investigar un poco más, tampoco va a pasar nada. Vamos a ir armados.

-Pero si tienes miedo, Fran, no te preocupes, le podemos pedir a Tony o a Vincent que vengan con nosotros dos.

-¡No!- exclamó, como si la propia vida le fuera en ello. ¿Cobarde? ¿Él? ¿El defensor de las mujeres? ¿El que se embarcaría en una odisea para salvar a su princesa en apuros? ¡Jamás! –Solo era una pequeña pregunta- adoptó una pose protectora con lo que para él era una sensual sonrisa en los labios -. Me preocupaba por nuestra preciosa acompañante y su seguridad.

-Tu preciosa acompañante, tesoro, ya se ha cargado a un par de esos bichos.  Nadie puede con Jacqueline Laurent- le guiñó el ojo y se levantó de la cama -. Pues entonces hago ahora el camino y se lo entrego a Tony. Rezad por nuestros compañeros y preparaos para una espeluznante aventura ahí fuera.

-Anda, teatrera, vete ya-dijo Carlos con una carcajada -.  Si Tony quiere cambiar algo avísanos ¿vale?


-Tío, esta te la guardo-dijo cuando la pelirroja cerró la puerta -¡Me has dejado mal delante de ella!

-¿Yo? Te has dejado mal tú solito, chaval. Además, ya te lo dije, coquetea con todos y está saliendo con una mujer. No te hagas ilusiones- asintió firmemente -. Vincent tiene más posibilidades que tú y yo juntos, así te lo digo; a él le planta esas tetacas, como las llamas tú, en la cara cada vez que le tiene cerca, así que…- resopló largamente. No le importaba lo que hiciera Jacky en esos momentos. Tenía claro que, de algún modo, conseguiría que estuviera con él. Y, si no era ella, sería Alma… Cualquiera de las dos que consideraba lo suficientemente atractivas para él. No podrían negarse, al final, a sus artes de seducción.


NOTA DE LA AUTORA: Bueno, como veis ahora la cosa  se  vuelve interesante pero no dejo de meter pequeños capítulos con sus puntillos peculiares entre medias  para intentar hacerlo más dinámico. Como os daréis cuenta, a partir de ahora irán intercalándose los capítulos de las expediciones con los capítulos de la espera de los demás personajes, algunos más graciosos o peculiares, como este, y otros cargados de sentimientos muy muy fuertes.

Como siempre espero que os vaya gustando mucho la historia. Me gustaría deciros también que he vuelto a reabrir las votaciones, ya que la otra vez se cerraron muy rápido y había menos gentecilla por aquí. Me gustaría que, ahora que vais conociendo mejor a los personajes después de más de 20 capítulos, votarais quien o quienes son vuestros favoritos. Ahora tenéis la opción de marcar más de uno en cada categoría y podéis cambiar vuestro voto si en adelante os va gustando más otro que antes quedó más  en la sombra o alguno de los nuevos que irán entrando e iré añadiendo a la lista (ya que sería spoiler si los voy añadiendo ya jajaja).

De nuevo mil gracias por leerme, sois los mejores. Se os quiere!

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